La Stevia es una planta originaria de Sudamérica, pertenece a la familia de los girasoles y sus hojas son dulces naturalmente. Los pueblos indígenas (tupiguaraníes) solían masticarlas por su sabor y las usaban para endulzar las bebidas de forma natural; estos la llamaban como ka’a he’ê, que se pronuncia con doble a, doble e, y h aspirada como la h inglesa, con pronunciación aguda en ambos casos, ka’a he’ê. Esta palabra se puede traducir como hierba dulce en español.
En el año 1899 el botánico suizo Moisés Santiago Bertoni documentó científicamente por primera vez a la planta de Stevia en Paraguay. El nombre científico que se le dio para entonces a la planta fue, Eupatorium rebaudianum, que posteriormente, en 1905, fue cambiado por Stevia rebaudiana bertoni esto como homenaje a Pedro Jaime Esteve (médico, botánico y catedrático español) quien fue el que dio origen y propulsó el nombre, que conocemos hoy en día como “Stevia”
Siendo un producto de la naturaleza, la planta stevia es bastante compleja, sus hojas contienen varios componentes que caracterizan su sabor dulce, estos son denominados científicamente glicósidos de esteviol. Existen muchos tipos diferentes de glicósidos de esteviol, pero 11 de ellos son los más abundantes en una hoja típica. Cada uno de estos glicósidos de esteviol tiene un perfil de sabor y una intensidad de dulzura particulares, y cada uno puede ser entre 200 y 350 veces más dulce que el azúcar, pero sin aportar calorías.
Fuente: Global Stevia Institute